
Un titular que incendió la portada
El septiembre de 2025, el semanario local Homér, Noviny Mostecka publicó en portada un artículo firmado por su jefa de redacción, Pavlína Borovská, bajo el título: “Festák Let it Roll vyměním za Cikány” (“Cambio el festival Let It Roll por gitanos”).
En su columna, Borovská habló en primera persona como vecina afectada:
“Den co den a noc co noc mám díky cikánským spoluobčanům (…) hrůzný pocit, že moje lidská práva velmi trpí.”
“Día tras día y noche tras noche, gracias a los ciudadanos gitanos, tengo la terrible sensación de que mis derechos humanos sufren mucho”
Aunque afirmó que no le gusta “ningún racismo, xenofobia o antisemitismo”, cerró con un giro conocido:
> “Když je ale něčeho hodně moc, tak je toho prostě už příliš. A věřte, že v Mostě to už přes čáru je!”
(“Cuando algo es demasiado, simplemente ya es demasiado. Y créanme: en Most ya se ha pasado de la raya”).
La respuesta inmediata de Romea
La ONG Romea, fundada en 2002 para luchar contra el racismo y defender los derechos de la comunidad romaní en la República Checa, respondió con dureza a través de su editor Petr Globočník.
En su réplica publicada en redes sociales y reproducida en el propio Homér, Globočník calificó el artículo de Borovská como un retroceso peligroso:
“Opět shazuje vinu jen na ty nejslabší a nejzranitelnější a zcela opomíjí nefungující systém sociálního začleňování, boje proti chudobě a naopak kvetoucímu byznysu s ní.”
“Vuelve a culpar solo a los más débiles y vulnerables, ignorando por completo el sistema fallido de inclusión social, la lucha contra la pobreza y el floreciente negocio que surge de ella”.
Racismo disfrazado de opinión
Lejos de rectificar, Borovská insistió en clichés muy conocidos:
“Je mi neskutečně líto nejslabších a nejzranitelnějších, kteří si odváží ohromné nákupy v taxících, oblékají se do světových módních značek, jezdí v drahých autech…”
“Me da muchísima lástima de los más débiles y vulnerables que cargan sus enormes compras en taxis, se visten con marcas de lujo y conducen coches caros…”.
Este tipo de retórica, envuelta en el “no soy racista, pero…”, no analiza causas reales de pobreza o exclusión: desplaza la responsabilidad del sistema a la minoría más estigmatizada.
Lo que está en juego
Romea subraya que el discurso de Borovská recuerda a los años noventa, cuando el antigitanismo era herramienta política abierta en la República Checa. Y advierte:
“Ve svém ‚zamyšlení‘ zabředává do bahna předsudků a stereotypů, které řešení problematiky jen blokují, protože společnost dále rozdělují, což osobně považuji za velmi nebezpečné.”
“En su ‘reflexión’ se hunde en el barro de los prejuicios y estereotipos, lo que bloquea cualquier solución y sigue dividiendo a la sociedad, algo que considero muy peligroso”.
Libertad de expresión o validación del odio
El caso abre un debate mayor: ¿es libertad de expresión publicar en portada un titular que equipara a una comunidad con un objeto de intercambio? ¿O es una forma de validar y normalizar el racismo en un medio local?
En un país miembro de la Unión Europea, comprometido en teoría con los derechos humanos, este episodio refleja una contradicción inquietante: lo que debería ser periodismo se convierte en propaganda del odio.
Una lección para el periodismo
El periodismo tiene la obligación de investigar, contextualizar y dar voz a todos, no de reforzar prejuicios. Cuando la máxima responsable de un medio convierte estereotipos en titulares, no ejerce libertad de prensa: legitima la exclusión.
Ver ambién-https://cronicasdesdeelexilio.com/romanies-en-las-urnas-fantasmas-en-el-poder/
La conclusión es inevitable: lo que Borovská publicó no es libertad, es racismo.