Una nominación que confirma un cambio político
PRAGA
La ultraderecha checa consolida su poder político. Por eso, el líder del partido Libertad y Democracia Directa (SPD), Tomio Okamura, será nominado como presidente del Parlamento, con el respaldo de ANO y Motoristé sobě, según informó la televisión pública ČT24.
En consecuencia, se convertirá en el tercer funcionario constitucional más alto de la República Checa. Ocupa un rango justo por debajo del presidente y del primer ministro.
Okamura, cuyo movimiento ha sido definido legalmente como uno con características fascistas, también está bajo investigación penal por incitación al odio.
A pesar de ello, su nominación cuenta con el pleno apoyo de la nueva mayoría parlamentaria de tres partidos.
La ultraderecha checa llega al corazón del poder
El periodista Sváťa Barek resumió el hecho en redes sociales con amarga ironía:
“Solo los hechos: el líder procesado del movimiento fascista del 7 % representará a la República Checa como su tercer funcionario constitucional de más alto rango.”
El ascenso de la ultraderecha checa marca un punto de inflexión. Ya no se limita a influir en la política: gobierna desde el corazón del Estado.
Okamura, conocido por su retórica contra refugiados y minorías romaníes, fue acusado por historiadores y organizaciones de manipular hechos históricos. En 2018 declaró que el campo de concentración de Lety, donde asesinaron a cientos de romaníes durante la ocupación nazi, “no era un campo de exterminio”.
Aquella afirmación provocó indignación internacional y protestas de las comunidades romaní y judía.
Hoy, su nominación reabre viejas heridas. Para las organizaciones de derechos humanos, representa una ofensa directa a las víctimas del racismo y el fascismo en el país.
Un político moldeado por el discurso del odio
Okamura ha construido su carrera con un lenguaje racista y lleno de estereotipos étnicos.
Llamó a los romaníes “parásitos” y “enemigos de la nación checa”.
Las campañas del SPD que dirige mostraron carteles con imágenes abiertamente racistas: hombres negros con cuchillos ensangrentados o niños romaníes fumando.
Los acompañó con frases que cuestionaban su educación y moralidad.
Cuando lo confrontaron por sus declaraciones falsas sobre Lety, se negó a disculparse.
Dijo que “solo citaba información pública” y que estaba siendo “perseguido por sus opiniones”.
Su retórica va mucho más allá del tema romaní.
Ha descrito el islam como “una religión totalitaria monstruosa”.
Difundió desinformación sobre los refugiados y la Unión Europea y calificó el apoyo a Ucrania como “una guerra estadounidense”.
Según analistas y organizaciones de derechos humanos, sus discursos normalizan la xenofobia y dividen a la sociedad checa.
Esa fractura hoy se refleja en el propio Parlamento.
Motoristé sobě y la expansión de la ultraderecha checa
La coalición que respalda a Okamura incluye a Motoristé sobě, que, pese a los escándalos de racismo y las conexiones neonazis de su eurodiputado Filip Turek, sigue impulsando su nominación como ministro de Asuntos Exteriores.
Si ambas designaciones se confirman —Okamura al frente del Parlamento y Turek en la diplomacia—, la ultraderecha checa consolidará su poder institucional y sumirá al país en su crisis moral más profunda desde el retorno de la democracia.
